Qué es y cómo se mide la rentabilidad

Medpatrimonia

6 may. 2019

Cuando invertimos nuestro dinero, buscamos obtener rentabilidad. Pero, ¿cómo se calcula y cómo se mide?, ¿cómo podemos comparar entre los resultados que nos ofrecen los diferentes productos? Para saber cuán rentable ha sido una inversión, tenemos que saber bien cómo se calculan los beneficios obtenidos y cómo se comparan con otras opciones. 

Cuando tomamos la decisión de ahorrar, esperamos que el dinero que guardamos se revalorize con el tiempo, que genere unas ganancias y que aumente nuestra capacidad financiera futura. Por lo tanto lo que buscamos es rentabilidad o rendimiento, que se define como “el resultado de una inversión, que comprende la suma de los intereses o dividendos obtenidos, más la revalorización experimentada por su precio en el mercado”, según la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En el ámbito de la inversión, la rentabilidad –que se expresa en porcentaje- mide la cantidad de dinero en la que ha aumentado nuestra riqueza en referencia a la cantidad que hemos invertido. Para poner un ejemplo, si con una inversión de 10.000 euros hemos conseguido un beneficio de 1.000 euros, la rentabilidad total acumulada conseguida será del 10%.

 

Revalorización o rentas

El beneficio se puede dar por dos vías cuando invertimos. Por un lado, por el aumento en el precio del producto que contratamos. Por ejemplo, si subscribimos un fondo de inversión de renta variable, obtendremos rentabilidad si el precio de las acciones que el gestor tiene en cartera se revaloriza. Y de la otra, por las rentas. Imaginemos que compramos un local en el centro de una capital de ciudad para alquilarlo. Si lo hacemos es porque confiamos que como mínimo este local valdrá más en el futuro, pero también porque mientras tanto iremos recibiendo una renta mensual, un alquiler que nos irá pagando nuestro inquilino. Lo mismo sucede con las inversiones en compañías que pagan dividendos o con los intereses periódicos que pagan los bonos. Se trata de pagos periódicos, rentas, que va produciendo nuestra inversión inicial y que van aumentando nuestro patrimonio.

 

Rentabilidad financiera fiscal

Para medir el rendimiento de nuestras inversiones, también tenemos que contar con los impuestos, lo cual se conoce como rentabilidad financiera fiscal. Es la rentabilidad que ofrece un producto después de pagar a Hacienda.

 

Rentabilidad real

Finalmente, a la hora de calcular el beneficio con nuestras inversiones, siempre tendríamos que tener en cuenta el coste de la vida. Porque si hemos conseguido una rentabilidad del 1% con un depósito pero la inflación se ha incrementado un 2%, en realidad habremos ‘perdido’ capacidad de compra. Por eso, nos referimos como ‘rentabilidad real’ al resultado de restar a la ganancia obtenida el aumento del IPC durante este tiempo. 

 

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